Vogliamo essere come un fiume che scorre, o…?

Non è più tempo di ambiguità, di piedi in mille scarpe, di acrobazie politiche emancipazioniste. Mai come ora è necessario decidere da che parte stare.

Mentre in Italia si costituiscono le “Donne per la salvezza” – orrenda sintesi tra le cosmolinghe di cui parlavo negli anni ’90 (si veda il mio ... e il piacere?) e le patriarche di cui hanno abbondantemente scritto le compagne della Coordinamenta – dalle Mujeres y La Sexta arrivano una boccata di ossigeno postvittimista e importanti suggestioni sul “che fare?”.

Qui sotto riporto un “assaggio” del Forum virtuale Somos Ríos Que Fluyen

Chi fosse interessata ad approfondire, trova altri materiali nel sito delle Mujeres e in quello della Red Latina sin fronteras.

Somos cosmoS 
Somos cuerpAs de aguA 

Las mujeres no solo luchamos contra la muerte, luchamos contra los vidatenientes. Agentes patriarcales que creen tener el derecho a usar nuestras vidas para su  beneficio y explotación. Nuestras vidas, un recurso desechable más, una mercancía del capitalismo. La perversa asociación de agua con dinero es lo que ha roto los ciclos naturales en los ecosistemas; y luego, cuando el despojo está más empoderado que nunca y la Tierra tan desequilibrada, el mercado nos vende un paraíso falso de chichis de silicón. 
 
Estamos  en  la  búsqueda  de  otras  maneras  de  habitar  este planeta y  ser  entre nosotres. Importante resaltar el papel de faro del movimiento zapatista; autonomía que desde la antigua Mesoamérica, ilumina un camino posible hacia lo pos patriarcal. También el movimiento indígena en Bolivia que ha generado su propia teoría crítica y nos da luz sobre la necesidad de autogobiernos comunitarios y para estatales. Y la hermandad del proyecto indígena americano con la lucha de la revolución de las mujeres kurdas, en la antigua Mesopotamia.

Publicamos aquí un texto hecho con retazos de discursos y reflexiones. Palabra política de las mujeres que participaron en el foro virtual organizado por Mujeres y La Sexta, titulado Somos ríos que fluyen, que tuvo lugar en el ciberespacio, el sábado 2 de enero de 2021. Escuché con atención a cada una de las participantes y comentaristas. Tomé las notas que consideré más pertinentes, aquí están ya editados mis apuntes.
 
La organización comunitaria sigue siendo necesaria para  sostener  una  lucha.  Hasta  hoy  la  metodología más eficiente, desarrollada desde centenares de años atrás, por los pueblos indígenas colonizados, para una sobrevivencia digna y creativa, es la comunalidad. Los pueblos amerindios y mesopotámicos, son expertos en relaciones de reciprocidad. 
 
Tejer redes =  nuestra contra estrategia 
 
Las luchas fragmentadas son funcionales al sistema. Podríamos estar “luchando” sin cambiar nada y ni siquiera cuestionarlo. Las luchas individuales persiguen otro fin que no es colectivo. Tengamos claridad respecto a por qué y contra qué estamos organizándonos y cómo queremos que sea la vida en un escenario poscapitalista. Requerimos hacer trabajo en torno a la unidad de las luchas (y de las personas) y eliminar los sesgos que separan e incluso confrontan a las distintas luchas de los diferentes pueblos y grupos del mundo.
 
¡Ojo! Anoto a continuación algunos de los problemas a pensar y poner la alerta. 
 
Nuestra lucha como mujeres no escapa a la paradoja de la necesidad de la tecnología para comunicarnos, crecer y difundir propuestas, mientras que producir esta tecnología y utilizarla implica la explotación de los pueblos, los ríos y las tierras. Producción que supone el enriquecimiento de algunos cuantos, que  lucran  hasta  con  el  número de veces que miramos nuestro portable. 
 
¿Cómo vamos a lograr superar esta paradoja?  Tenemos que comenzar a pensarlo.  
Pero ahora  mismo es urgente que hagamos consciente que estamos inmersas en un régimen mundial que consume más energía cada día que pasa, para lograr su comunicación. 
 
El orden pos Covid está requiriendo ya, de más recursos para imponerse y lograr establecer su mundo. Se está produciendo más contaminación y se hace indispensable para el sistema  la apropiación de las aguas; con el fin de construir hidroeléctricas y otras formas de  generación de energía.  Y se está consumiendo mucha más electricidad con la pandemia, dado que las telecomunicaciones, con celulares y dispositivos electrónicos aumentan con el  homework  y la cuarentena permanente. La comunicación de hoy está intermediada por la tecnología y es de carácter remoto, de no-contacto físico. Este librito mismo, que busca ayudar a difundir las luchas por el agua y por la vida, está de entrada, montado en la logística del producto electrónico, cuya existencia es posible, gracias a la explotación de aguas y otros elementos del medio ambiente.
 
Otra paradoja, la necesidad de un Derecho para defendernos del sistema; sistema legitimado por el Derecho. Si bien lo jurídico es un campo de batalla ineludible, que además necesitamos como instrumento de combate, tendríamos que imaginarnos más allá del Derecho, en la medida que éste está al servicio del dinero. Y pensar cómo trascenderlo, construyéndonos fuera de la mente patriarcal. 
 
Requerimos  otra  crianza,  que no se base en la idea  de competencia y la envidia, sino en el respeto amoroso de la individualidad en la estructura de la comunidad. Con la pandemia se paró la escuela, pero la gente necesita educación. Necesitamos impulsar nuestras escuelitas, con pedagogías libertarias. También dejar de pintarse el cabello y de arrojar químicos al mar. Nosotres podemos cortar la cadena de  lucro.  
 
Caminemos  en  la  dirección  que  nos  permita evitar comprar y vender mercancías y reintegrémonos a un colectivo, uno que nosotras inventemos, con nuestras amigas, o vecines. Un grupo de cercanos cuya palabra no clasifique, ni utilice  la ganancia como objetivo del  encuentro.  Compas que nos ayuden a evitar que el miedo defina nuestra vida, para curarnos de la epidemia de fascistitis que azota a la humanidad. 
 
Por último, es hermoso y energetizante presenciar cómo se van tejiendo las luchas de  Nuestra América y el Kurdistán. ¡Me encantaría ser parte de la proclamación de un pueblo planetario! 
 
¡Gracias a todas! 

Ana Claudia Molinari

Il capitalismo non è mai sostenibile!

La sostenibilità richiede la protezione di tutte le specie e di tutte le genti e il riconoscimento che specie differenti e genti differenti giocano un ruolo essenziale nel mantenimento degli ecosistemi e dei processi ecologici […]. Tanto più l’umanità continua sulla strada della non sostenibilità, quanto più diventa intollerante verso le altre specie e cieca verso il loro ruolo fondamentale per la nostra sopravvivenza. Vandana Shiva

Se nella ‘fase 1’ ci hanno ammorbate&blindate col pretesto della ‘nostra salute’, per la ‘fase (che) 2 (ovaie!)’ e successive il capitale-Hexenmeister ha già pronte le sue armi propagandistiche sulle magnifiche sorti e progressive per tutelare noi e il pianeta che abitiamo: le energie rinnovabili.

Nulla di nuovo, sia chiaro. Dalla ‘rivoluzione verde’ – che «non è stata né verde, né rivoluzionaria, bensì un piano per colonizzare i sistemi agricoli e alimentari dell’India, che ha provocato una grave crisi idrica» – al greenwashing non c’è soluzione di continuità.

Madre Terra, una delle “telalchemiche” di Salvatore Carbone

Il capitalismo sostenibile, ossimoro che nulla ha da invidiare alla ‘guerra umanitaria’, è l’inganno in cui continuano a cadere tanti ‘gretini’.

Perché il capitalismo si fonda sul mal(e)development – di cui ho scritto già brevemente, tempo fa – «ovvero uno sviluppo privo del principio femminile, conservativo, ecologico», «ridotto ad una continuazione del processo di colonizzazione». Uno sviluppo fondato su «categorie patriarcali che interpretano la distruzione come “produzione” e la rigenerazione della vita come “passività”» (*).

Soltanto il femminismo radicale e anticapitalista/materialista è capace, secondo me, di uno sguardo bifocale e postvittimista che comprenda gli stretti nessi tra violenza contro le donne e violenza contro la terra, per opporsi con determinazione allo stato di cose presente e ai suoi sviluppi devastanti.

Per cominciare a trasformare la ‘fase 2’ in ‘fase 2 occhi che finalmente si liberano dalle fette di salame’, consiglio la visione di Planet of the Humans (ringrazio la cara Miky ‘de Belfast’, che me l’ha segnalato).

(*) Vandana Shiva, Sopravvivere allo sviluppo, Isedi, 1993 [poi ripubblicato da Utet, nel 2004, col titolo Terra madre. Sopravvivere allo sviluppo]

Adesso basta!

Il tempo della reclusione “volontaria” avanza e si dilata a dismisura.

Quella che era stata spacciata per prevenzione si rivela essere, sempre più chiaramente, una tecnica di addomesticamento.
La prima, infatti, mette immediatamente in campo tutte le misure realmente efficaci, quindi necessarie, per anticipare ed evitare il diffondersi delle patologie; l’addomesticamento, invece, presuppone la gradualità dell’addestramento, fino ad ottenere la totale obbedienza e sottomissione.

Ci hanno infantilizzate/i in base ad un concetto distorto che vede i bambini non come esseri dotati di propria autonomia ma come figli su cui esercitare la propria autorità e ci hanno ammorbate/i con continui consigli su come trascorrere il nostro tempo blindato – cosa leggere, come scopare, cosa cucinare, come vestirsi, quanto dormire, cosa cantare e a che ora, come e quando lavarsi le mani, …
Hanno dispiegato apparati di controllo e repressione costosissimi – polizie, eserciti, droni, elicotteri, guardie costiere, telecamere, e varie altre amenità – contro chi “si permette” di fare un po’ di movimento all’aperto, di portare il proprio figlio a prendere un po’ d’aria, di salutare un’amica, di comprarsi una matita, di fermarsi per strada ad annusare un fiore, di guardare un tramonto, di commemorare le partigiane e i partigiani (ormai diventato un reato di “resistenza”) e perfino di sudare!
Hanno sollecitato la pratica infame della delazione ripescandola dal ventennio fascista e ora arrivano, con una rinnovata polizia dell’anima, a cercare di violare definitivamente la nostra intimità invadendo la nostra sfera relazionale e stabilendo chi potremo vedere e chi no nella pagliacciata che chiamano “fase 2″ – e che in realtà dovremmo chiamare “fase che 2 ovaie!” (grazie, Giò, per questo geniale detournement!).

Ed ecco riemergere il clerico-fascismo “mai morto” (proprio come suona il motto della X Mas!) che (im)pone al centro delle nostre vite ‘a famigghia: ci dicono che potremo vedere i parenti – se pure con misura e senza riunioni familiari. Ma guai se ci si incontra con chi pare a noi!

Adesso basta!

Nessuno riuscirà mai a disciplinarmi né ad immiserirmi in questa logica familista, di cui si nutre anche lo ius sanguinis!

Io voglio vedere le mie amiche, le mie compagne di vita, e le vedrò (una l’ho già riabbracciata, tiè!).

I miei genitori sono morti da decenni, grazie a questa “civiltà” cancerogena, e dei legami di parentela rimasti ne faccio volentieri a meno.

C’è, per me, una differenza fondamentale tra la parentela – che è casuale – e le relazioni che, invece, mi sono scelta e mi hanno nutrita negli anni, come c’è un abisso tra la vera sorella e la sorella vera.

Quando, nel 2016, ho attraversato l’esperienza del cancro e mi avevano pronosticato pochi mesi di vita, accanto a me ho voluto le mie compagne di vita e le mie relazioni autentiche. Non i parenti.
La forza di queste relazioni è stato uno degli elementi della mia guarigione – “guarigione miracolosa”, a detta dei medici.

A differenza dei preti, non credo nei miracoli ma nella forza dell’autodeterminazione, di quel grande dono che il movimento delle donne mi ha fatto quando ero adolescente!

Quella stessa autodeterminazione, che di fronte ad una prognosi infausta ha guidato le mie scelte terapeutiche, alimentari, lavorative, esistenziali e relazionali, oggi è più forte che mai.

Non mi sono fatta sovradeterminare dalla paura del cancro, non vedo perché dovrei farmi sovradeterminare da quella del covid, che cercano in tutti i modi di instillarci.

In Italia il cancro è la seconda causa di morte. Non lo dico io, ma le statistiche.
Quali governanti si sono mai preoccupati di rendere questa società meno cancerogena?
Nessuno. Perché la scelta è sempre tra il profitto e la vita altrui dal punto di vista del capitale, e tra il pane e la propria vita – intesa come qualità della vita e non come mera sopravvivenza – dal punto di vista del lavoro.

Nel 1976 abitavo accanto a Seveso e, come me, decine di migliaia di persone. Andassero a vedere l’incidenza del cancro in chi abitava o ancora abita quelle zone, lor signori che oggi pretendono “in nome dalla scienza” di decidere al posto nostro cosa sia “salutare” e cosa no.
E a cosa è servita la “direttiva Seveso”? La riposta è a Taranto, nella “terra dei fuochi”, a Carrara e in numerose altre zone di questo paese, così come in questo intero pianeta spolpato dai predatori – come direbbe Toni Morrison – e da quegli stessi predatori avvelenato.

La mia laica pietas non può essere solo nei confronti dei morti per covid-19, per altro causati in gran parte dall’inettitudine, dagli intrallazzi e dalle politiche dei vari governi locali e nazionali – si veda il caso dello sterminio di anziani nelle Rsa.

La mia laica pietas ha urlato davanti all’impossibilità di abbracciare per l’ultima volta un caro amico in fin di vita – non per covid, perché si continua a morire anche per altre ragioni sia chiaro!
Mai come davanti alla sua morte ho sentito il peso di questa reclusione forzata che diventa lontananza straziante dagli affetti e dalla condivisione anche del dolore e del lutto, che sono la cifra dell’umano.

Allora si fottano lor signori col loro linguaggio bellico di fronte alle malattie.
Per me nemmeno il cancro è stato un nemico da combattere, ma un modo in cui il mio corpo chiedeva di essere ascoltato e, al contempo, indicava i veri nemici nei predatori e negli avvelenatori della terra.

E si fottano ancor più, lor signori, con le loro direttive e con l’insopportabile ed ipocrita arroganza di stabilire per me quale sia “il mio bene”.

Il mio bene è autogestire la mia salute. Il mio bene è tornare ad abbracciare le mie amiche, a condividere con le mie compagne di vita. Il mio bene è annusare il profumo della primavera e contemplare le montagne. Il mio bene è continuare a lottare contro l’ingiustizia sociale. Il mio bene è nella mia etica e nelle mie relazioni.

Sono femminista. Mettetevelo bene in testa: la vita è mia e me la gestisco io!

Voci di donne fuori dal coro

Segnalo tre stimolanti prospettive femministe (e postvittimiste!) proposte, tradotte e commentate da M. Teresa Messidoro, al di là del vociare molesto e assordante del mainstream, col suo continuo sciorinare dati – per altro inaffidabili – pur di tenere tutte e tutti incollati allo schermo e scollegati dalla propria autonomia di ragionamento.

Maria Galindo: Il marciapiede di fronte, disubbidienza, per colpa tua sopravviverò; Olka Oliva Corado: Pandemia di cinismo; Iniciativa Mesoamericanas de Defensoras: COVID-19: Ante la crisis, urge frenar el autoritarismo y defender la vida, el cuidado, los derechos y la dignidad humana. Potete leggerne le traduzioni qui.

Argentina, Día de la Memoria 2020 – Immagine tratta da «Resumen latinoamericano»

La colonialità del potere

Riporto un interessante articolo di Raúl Zibechi, pubblicato su La Jornada del 16 agosto 2019 e tradotto dal comitato Carlos Fonseca. A chi volesse approfondire la conoscenza di Silvia Rivera Cusicanqui, citata nell’incipit, consiglio la visione dell’intervista con Ana Cacopardo.

Il colonialismo si scontra con le donne mapuche (di Raúl Zibechi)


Due decenni fa Silvia Rivera Cusicanqui prospettava che il patriarcato è una parte sostanziale del colonialismo interno e che esiste un parallelismo tra la dominazione etnica e quella di genere. Visse sempre la propria identità femminile “a partire dall’interno storico e politico del colonialismo interno”, e da questo luogo poté comprendere, molto presto, come le tre oppressioni, “indigeni, donne e classi subalterne”*, si intrecciano sostenendo il sistema-mondo capitalista.

Il sindaco di Temuco (sud del Cile), importante città della regione ancestrale del popolo mapuche, sta promuovendo un aumento di repressione contro le donne venditrici di ortaggi, che mostra, senza sfumature, la persistenza del colonialismo interno e fino a dove può giungere la colonialità del potere.

Nel centro della città si possono ascoltare altoparlanti che avvertono la popolazione: “Stai attento alla tua tasca! Se sei sorpreso a comprare dai commercianti ambulanti illegali dentro la zona  di esclusione, i carabinieri potranno farti una multa che può costare 140 mila pesos (200 dollari)” (https://bit.ly/2OUWslz). “Altoparlante nazi”, lo giudica la pagina di mapuespress.org, uno dei media più seguiti nella regione.

Il sindaco Miguel Becker, appartenente ad una famiglia di coloni che fecero la propria fortuna grazie al genocidio del popolo mapuche nella “Pacificazione dell’Araucanía” (1860-1883), un anno fa ha dichiarato la guerra alla venditrici di ortaggi. Ha fallito perché hanno continuato a vendere e gli abitanti di Temuco hanno continuato a comprare da loro, come ho potuto osservare lo scorso dicembre nelle vicinanze del Mercado Pinto, dove si moltiplicano centinaia di posti di verdure, frutta, carne, legumi e artigianato.

Mentre il governo di Sebastián Piñera distribuisce aiuti ai grandi imprenditori agricoli e gli riduce le imposte, nelle regioni mapuche i contadini sono espulsi dai mercati, come mette in evidenza un documento della Comunità di Storia Mapuche. La storia coloniale repubblicana spiega questa brutale asimmetria.

“La totalità delle città situate nell’antico territorio mapuche furono edificate nella seconda metà del XIX secolo. Nel frattempo avanzavano le truppe cilene che spogliarono la società mapuche del suo territorio, si fondavano forti militari che successivamente si trasformarono nelle principali città della regione”  (https://bit.ly/2YP3rRg). La fondazione di Temuco fu fatta sui cadaveri di 400 mapuche che resistettero, crescendo su “un fiume di sangue mapuche”.

La tradizione delle venditrici di ortaggi e frutta viene dalla volontà di sopravvivenza del popolo mapuche, condannato a sopravvivere in piccoli appezzamenti dove cominciarono a riprendersi dall’invasione militare, appena 140 anni fa. Le attuali città, eredi dei “forti militari” cileni, vogliono continuare a confinare la popolazione mapuche fuori dalle mura, isolandoli nei loro stessi territori, accettando al suo interno solo i bianchi.

La Comunità di Storia Mapuche riflette su quello che sta succedendo ora: “Ma lì noi stiamo, noi siamo penetrati, come fruttivendole, ortolane, ma anche come professoresse, giornaliste, operai, medici, alla fine, oggi noi mapuche siamo a Temuco e in altre città, e abbiamo “diritto alla città”, abbiamo diritto ad utilizzarle, e anche a governarle”.

Credo che questo paragrafo dica tutto. Dopo l’invasione militare e l’occupazione del nostro territorio, noi abbiamo recuperato, siamo in piedi e ora guardiamo più in là, verso l’autogoverno, verso la ricostruzione della nostra nazione.

Per questo gli storici dicono: “portiamo cattive notizie” per i potenti, “perché nonostante il colonialismo e il saccheggio, la società mapuche continua a stare in piedi, resistendo quotidianamente per sopravvivere e organizzandosi per progettare”.

È questa proiezione in avanti, quello che inquieta la classe dominante bianca che fa appello, nel suo tentativo di contenere tutto un popolo, ai crudeli metodi del colonialismo. In questa medesima regione, a pochi chilometri da Temuco, nel novembre del 2018 fu assassinato Camilo Catrillanca, provocando una massiccia reazione mapuche ed un inedito sostegno della popolazione cilena con mobilitazioni in 30 città (https://bit.ly/33yzQdA).

Sembra importante rilevare che la reazione colonial/patriarcale del potere bianco attacca direttamente le donne, forse perché credono che siano il settore più debole del movimento e perché sono il sostegno dell’economia comunitaria. Ma si sono incontrati con quelle che sono la punta dove si schiantano le ondate repressive.

Noi in basso dobbiamo comprendere che il popolo mapuche non sta chiedendo nulla, non supplica, neppure fa domande. È in un’altra fase, come ci insegna il “Manifesto di Temucuicui” dello scorso dicembre, che ha riunito tutte le correnti del movimento. Il suo obiettivo ora consiste nel “rafforzare l’esercizio del recupero e controllo territoriale” (goo.gl/8dN3gg). Territorio e autogoverno.

*“Mujeres y estructuras de poder en los Andes”, Controversia, La Paz, 1997.

Postvittimismo, ma davvero!

Parma-2Qui potete ascoltare il podcast dell’intervista che ho rilasciato a Radio BlackOut sull’iniziativa seminariale di Parma.
Qui la registrazione dell’intera iniziativa e qui una sintesi del laboratorio, per chi volesse proporlo nel proprio territorio.

Voglio ringraziare di cuore chi ha organizzato l’incontro e le numerose donne che vi hanno partecipato – venendo anche da Como, Milano, Roma, Bologna, Cremona e altre città – nonché le compagne della Coordinamenta che, ancora una volta, hanno dato un importante contributo alla lotta femminista e anticapitalista, e tutte le compagne che ci hanno sostenute in questo percorso.

Un abbraccio forte alle splendide donne che hanno partecipato allo stage di autodifesa femminista che si è tenuto a Parma sabato 20 e domenica 21 e tutta la mia solidarietà alle compagne che oggi vengono processate all’Aquila con l’accusa di aver diffamato il difensore di Francesco Tuccia – stupratore in divisa.

Grazie a tutte queste donne il postvittimismo camminerà con gambe sempre più forti e sicure, radicate nella consapevolezza di sé e nella lotta antipatriarcale, senza paura!

L’immagine di questo post riproduce uno dei cartelli esposti dalle compagne nell’aula magna dell’università di Parma, durante l’incontro seminariale di venerdì scorso.

Sincerità dell’immondizia…

melma[…] una fogna è un cinico, che svela ogni cosa.
Questa sincerità dell’immondizia ci piace e riposa l’anima: quando si è trascorso il tempo a subire sulla terra lo spettacolo delle arie che si danno la ragion di stato, il giuramento, la saggezza politica, la giustizia umana, le onestà professionali, l’austerità di certe posizioni, gli abiti incorruttibili, solleva entrare in una fogna e vedere della melma che ammette di esserlo. […] (V. Hugo)

Nessuna sintesi potrebbe essere più efficace per esprimere ciò che penso dei comunicati intrisi di calunnie che attaccano iniziative contro la violenza di genere, di chi si sta anchilosando le dita su tastiere e con tweet per spammare al mondo quelle calunnie, delle maestrine che pensano di doverci spiegare come si faccia un’assemblea (senza nemmeno informarsi se si tratti o meno di un’assemblea) e delle maestrine che si ritengono detentrici uniche dei saperi femministi e poi appoggiano piani antiviolenza (sedicenti “femministi”) che ancora una volta non tengono conto né delle pratiche di autodifesa femminista contro la delega della propria sicurezza allo Stato, né della necessità di sostenere le donne che finiscono in carcere per aver reagito alla violenza maschile.

Che ciascuna/o intraprenda la strada che vuole, ma facciamola finita con lotte di egemonia  il cui unico effetto è rafforzare il patriarcato e il crescente fascismo.

Nel blog della Coordinamenta potete leggere la lettera delle compagne che hanno organizzato l’iniziativa del 19 gennaio prossimo a Parma, il comunicato di Parmantifascista in relazione allo stesso evento, il mio comunicato e quello della Coordinamenta in risposta al testo divulgato dalla rete #iostoconclaudia.

Detto ciò, non ho intenzione di perdere altro tempo su questa infame vicenda.

A Bologna per ricordare Luki, lesbica postvittimista

650_j5s0ZUg5UIl 6 settembre dello scorso anno moriva – troppo, troppo presto!!! – l’artivista lesbica Luki Massa. Una cara amica e compagna, di cui apprezzavo la determinazione e la solarità, la costanza, l’umiltà e la voglia di vivere e di cambiare il mondo.

Sorelle

Luki e Porpora Marcasciano alla Frocessione “riparatrice” per la presenza di Ratzinger a Verona (19.10.06)

Luki era una lesbica postvittimista e le sue erano efficaci pratiche di autodifesa: non l’ho mai vista cadere in autocommiserazioni o piagnistei; il suo obiettivo era quello di sostanziare la dimensione politica e culturale lesbica e femminista senza rinunciare allo stare insieme divertendosi. E di risate ce ne siamo fatte tante insieme, detronizzando papi e patriarchi!

Luki aveva scritto per We Will Survive!, libro curato da me e Paolo Pedote, un importante contributo sulla storia del cinema lesbico, che volentieri vi invito a leggere.

Quando ho avuto occasione di incontrarla l’ultima volta, mentre la sua malattia era già avanzata, non aveva perso il sorriso né affievolito il suo immenso amore per le donne. È stata una serata intensa e dolorosa al contempo.

Il giorno della sua morte ho letto tanti, immancabili, ‘coccodrilli’, che mi hanno fatto apprezzare ancor più profondamente il silenzio, rotto solo due giorni più tardi, di quelle che le erano state più vicine nei lunghi mesi di malattia – Isabel, Elisa, Marta. A breve le incontrerò al Some Prefer Cake, Festival di cinema lesbico che Luki stessa ha diretto per lungo tempo e che quest’anno è dedicato proprio a lei.

10306177_10203910064581583_8226702626114903688_n-300x283Per chi non abbia avuto la fortuna di conoscerla – e per chi vuole ricordarne la forza e la vitalità – il 23 settembre ci sarà una tavola rotonda a lei dedicata, a cui seguirà la proiezione di alcuni suoi cortometraggi.
Spero si riesca tutte/i a fare in modo che non sia un incontro commemorativo quanto invece, propositivo, realmente nello spirito di Luki: “Da parte mia lascio come indizio lo scorrere del tempo. E il con/tatto”, scriveva presentando una sua mostra fotografica – Punti di Con/tatto.
Che il dolore della sua perdita non ci faccia mai tradire la gioia di vivere che ha trasmesso a tante donne e lesbiche!

Nell’ambito di Some Prefer Cake verrà ricordata anche un’altra lesbica che tanto ha dato al movimento delle donne in Italia: Simonetta Spinelli, morta lo scorso febbraio. Per chi non avesse mai letto suoi articoli, segnalo Nell’insieme e nel dettaglio che, fra tante altre sue importanti riflessioni, è quella che mi è sempre stata più a cuore.

A questi link trovate alcune significative interviste a Luki: 1, 2, 3.

Ci vediamo a Bologna!

Solidarietà alla crew di Zanele Muholi!

Molti quotidiani online di ieri riportavano un video in cui si vedeva la violenta cacciata di una donna da un Airbnb ad Amsterdam. Quella donna fa parte della Inkanyiso crew di Zanele Muholi, fotografa lesbica nera sudafricana, che ho avuto modo di conoscere nel 2012 a Some Prefer Cake – festival di cinema lesbico di Bologna.

In quell’occasione Zanele era stata invitata dalla cara Luki Massa e dalle altre organizzatrici per presentare i suoi bellissimi lavori fotografici postvittimisti sula realtà delle lesbiche nere sudafricane.

Ad Amsterdam in occasione di una mostra fotografica di Zanele, lei e la sua crew hanno dovuto ‘assaggiare’ il razzismo europeo, che ben poco ha da invidiare a quello sudafricano ‘post-apartheid’.

A loro tutta la mia solidarietà. A questa fortezza Europa tutto il mio più sentito disgusto.

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